El viaje de Jonathan  comenzó en Tucumán, y luego se dirigió  rumbo a Perú, antes de instalarse en Bolivia, donde residía desde hace un año y medio. El joven era artesano y se dedicaba a la venta de sus creaciones, además de hacer malabarismo “a la gorra” en los semáforos.
Mientras tanto, solía mantener contacto frecuente con su familia, instalada en Pilar, especialmente a través de su cuenta de Facebook. Por eso, desde la red social llegó la terrible noticia: este viernes, su hermana Jennifer intentó contactarse con él, pero lo que encontró en su perfil fueron condolencias y mensajes de pésame. Sin dudas, algo muy malo había sucedido.
Luego de indagar entre los contactos, la familia pudo saber que el mochilero había sufrido un ataque de epilepsia el domingo 14 de este mes, tras lo cual falleció en el Hospital Viedma, de la ciudad de Cochabamba, tragedia de la que no habían sido notificados.
Sumado a la pérdida del ser querido, la familia tiene otra preocupación, no menor: repatriar sus restos al país para darle la despedida y descanso necesarios. En este sentido, la cifra monetaria es inalcanzable para sus posibilidades económicas: deben juntar más de 30 mil pesos.
Según lo averiguado, serían necesarios 400 dólares para retirar el cuerpo de la morgue y luego 200 más para una cremación. Asimismo, un familiar debería ir a Bolivia a retirar sus cenizas. En el caso que traer los restos no cremados, el valor sería incluso mucho mayor.
Por esta situación, la familia de Jonathan está desesperada, esperando algún tipo de ayuda que le permita reencontrarse con el mochilero y permitirle descansar en paz.